OTRA AMENAZA, EL LINDANO
Por Carlos Machado Publicado en Tribuna de Periodistas
Las investigaciones científicas trajeron al mundo mucho progreso, justo es reconocerlo, pero paralelamente muchas desgracias. El progreso es así, ya que muchas veces, por lograrlo, se pierden otras cosas. Entre ellas la ética y una real preocupación por el bien de la humanidad. Tal es lo que han evidenciado desde hace mucho tiempo, por ejemplo, las multinacionales químico-farmacéuticas, aspectos de los que nos hemos ocupado en notas recientes. Una de las fuentes de mayor afluencia de dinero para esas compañías han sido los plaguicidas, de triste fama prácticamente en su totalidad por sus efectos altamente nocivos para el ser humano. Incluso algunos de ellos han alcanzado tanto “éxito” en ese punto que llegaron a ser aplicados durante la guerra de Vietnam por las fuerzas norteamericanas –recordemos el famoso “Agente Naranja”-, las que con el pretexto de desfoliar los bosques para facilitar la búsqueda de escondrijos de los guerrilleros vietnamitas, acabaron con la principal subsistencia de los pobladores como sus arrozales y, peor aún, dañaron la salud de tres millones de ellos, cuyos sobrevivientes hoy siguen padeciendo las consecuencias.
En 1985 la Pesticide Action Network (PAN), con sede en California, realizó una campaña en la que por primera vez se identificó a la denominada “docena sucia”, los agroquímicos más peligrosos del mundo que tienen relación directa con graves problemas de salud y de contaminación ambiental. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, el DDT, el Paratión y su derivado, el Metil-paratión y el 2,4-5,T (el ya citado Agente Naranja). Desde entonces, la lista inicial de doce productos aumentó a dieciocho. Uno de los químicos que se incorporó a la nómina actualizada es el Lindano.
Se trata de un insecticida organoclorado, volátil y persistente, que por su estabilidad química y su gran afinidad con las grasas se acumula en los tejidos de los animales ricos en éstas. Puede migrar a largas distancias a través del aire, en forma de vapores, o adherido a sedimentos y partículas del suelo. Debido a su uso intensivo desde la década de 1940, su presencia se detecta prácticamente en la totalidad del ambiente en el mundo, incluso en áreas donde nunca fue utilizado, como en el Artico. Un hecho que comprueba su dispersión y transportación atmosférica por todo el planeta. Estudios monitoreados hechos en varios países en el tejido adiposo, la leche materna y el suero sanguíneo humano comprobaron que el Lindano y sus isómeros están presentes en casi todos los habitantes del mundo. ¿Y por qué esa facilidad del producto para viajar tanto?. Así lo explican investigadores en el tema de los contaminantes: “Cuando una sustancia química de esta naturaleza es utilizada como plaguicida, se evapora con el calor del sol. Luego el viento la desplazará en cualquier dirección y después, cuando las regiones y las noches se vuelven más frías o al comenzar las temperaturas invernales la sustancia, ya con poca capacidad de evaporación, cae y permanece en el suelo. Es un ciclo que se repite año tras año, de modo que cualquier cosa que se utilice en lugares del mundo con climas más cálidos tenderá a desplazarse hacia lugares de climas más fríos y a acumularse en las regiones polares”. Exactamente lo mismo ocurre con la dioxina PCB, a lo cual nos referimos en una nota anterior sobre las multinacionales químicas, entre ellas Dow Chemical y Monsanto.
El Lindano es utilizado como insecticida en el control de plagas agrícolas, en salud pública o en aplicaciones farmacéuticas. En el período 1990-1995 se produjeron unas 3.500 toneladas de Lindano en todo el mundo, pero hoy en día sólo se lo sintetiza en la India, China y Rumania, desde donde es importado por otros países. Sin embargo, al ir tomándose conocimiento de sus efectos altamente nocivos para la salud humana y animal, muchos de esos países prohibieron su uso. Pese a esos efectos y a todo lo que se ha ido demostrando al respecto, regiones de Asia como la India y latinoamericanas como México son aún fuertes consumidores del producto.
Informes elaborados por investigadores como Rosa María Infanzón, Octavio Carvajal, Stefan Waliszewski y Patricia Trujillo, de México, revelan que el Lindano tiene varios efectos agudos y crónicos en la salud. Además de existir estudios actuales que lo sindican como carcinógeno, la exposición aguda afecta básicamente el sistema nervioso central, con síntomas que incluyen vómitos y diarrea seguidos por convulsiones. En las intoxicaciones agudas hay inflamación del tracto digestivo, hemorragias y coma. Asimismo, al acumularse en las grasas del cuerpo humano, el Lindano puede traspasar la placenta y afectar el desarrollo del feto. Personas expuestas laboralmente durante varios años a la sustancia desarrollaron cirrosis hepática y hepatitis crónica. Los niños muestran una mayor susceptibilidad a los efectos adversos de la exposición al Lindano, como veremos más adelante. Una de las formas de absorción de este producto se produce al ingerir alimentos por él contaminados.
En tal sentido, el Códex Alimentarius de la FAO (siglas en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) estableció en 1997 como ingesta diaria aceptable (IDA) para el Lindano la cantidad de 0,001 miligramos por cada kilo de peso corporal. Según esta norma, la dosis diaria máxima para un adulto de setenta kilos de peso no debería exceder los 0,07 miligramos. Pero los datos del Códex revelan también que actualmente una persona que consume una dieta normal en cualquier región del mundo excede entre 3,8 y 12 veces la IDA para el Lindano. Otra fuente importante de ingesta humana de esta sustancia es el agua potable, y se ha detectado su presencia en la superficie de las aguas, en las emanaciones industriales, en las alcantarillas en Estados Unidos y Europa y en el agua de lluvia en Tokio. Y en el Artico, una especie de sumidero donde se depositan grandes cantidades de Lindano que, como se dijo antes, llega allí después de evaporarse en regiones más cálidas, están altamente expuestos los indígenas esquimales Inuit, cuya fuente de alimentación son los animales de la región, una cadena alimenticia a su vez contaminada por la absorción de la sustancia que va desde los microorganismos a los peces, focas y osos polares. Estos habitantes del Artico, personas y animales, se ven así enfrentados a una amenaza invisible que viene del Sur.
Ojo al piojo en México
Recordamos un caso que en su momento tuvo amplia difusión en los medios, el de la “bebé sirena” nacida hace algunos años en Perú, Milagros Cerrón, quien padecía una malformación que hizo que sus piernas estuvieran “pegadas”. El Dr. Luis Rubio, cirujano que operó exitosamente a la niña, reveló que “la madre de la bebé estuvo en contacto con insecticidas durante el embarazo debido a su labor diaria en el campo”, y que nunca se había realizado un chequeo médico durante su período de gestación.
El caso es que las víctimas principales del Lindano, hoy en día, son los niños, ya que si bien se ha prohibido o restringido su uso como plaguicida en muchos países, se lo sigue utilizando farmacéuticamente como agente contra los piojos y la sarna. La Dra. Irena Buka, pediatra de Alberta, Canadá, sostiene que “cuando se utiliza en tratamientos contra la sarna, el Lindano se frota contra el cuerpo del niño, es absorbido a través de la piel y puede causar varios efectos nocivos. Puede afectar la médula ósea, puede producir anemia y anormalidades en los glóbulos blancos y en las plaquetas, puede causar daños al hígado, a los riñones y al aparato reproductor. Pero el mayor daño lo puede causar al sistema nervioso”.
Esta es una realidad vigente entre los niños indígenas de México, ya que la sarna es allí una de las diez principales causas de mortalidad infantil y el Lindano es utilizado a discreción. Hay investigaciones que revelaron que algunos niños mexicanos están expuestos a niveles de Lindano treinta veces más elevados que en los adultos. Si tenemos en cuenta la IDA máxima tolerable –citada anteriormente- es fácil sacar la cuenta de la carga venenosa que tienen los niños de algunas regiones de ese país. Máxime cuando también se emplea el Lindano en los tratamientos contra la pediculosis, y en México la Secretaría de Salud envía promotores que recorren varias comunidades rurales para aplicar el producto indiscriminadamente hasta en niños de cuatro meses de nacidos, además de aplicar el insecticida “Baygon”, de la compañía Bayer, a los habitantes de Chiapas, por ejemplo. Lo cierto es que los más altos índices de cáncer y leucemia en ese país se dan en Veracruz, Coahuila, Michoacán y Nuevo León, además de Chiapas, y son asociados a la población cuya actividad es agrícola y ganadera. Es que México, país que parece resistirse a atender las alertas de peligro sobre agrotóxicos y pesticidas en general que provienen de varias partes del mundo, continúa empeñado en su uso y además las autoridades no ejercen ningún control medianamente aceptable sobre los mismos. Quizás uno de los motivos por el cual en México, desde 1989, el cáncer es la segunda causa de muerte en el país.
Ese empecinamiento mexicano por “proteger” sus cultivos y combatir pediculosis y sarna con diversos productos tóxicos prohibidos en otros países hace que funcionen allí varias empresas que los distribuyen. En el caso del Lindano, sólo en 2001 se importaron 14 toneladas del producto, y según la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios –un organismo oficial que parece limitado sólo al registro y no a la prevención- los productos contra piojos y sarna en formas de jabones, cremas, shampúes o pomadas que contienen Lindano son vendidos, entre otros, por los laboratorios Armstrong, Bruluat, Grisi-Grisi, Darier Laboratorios Best, Chinoin Scabisan, Astra Her-Klin, Química y Farmacia Lindano Normes y Productos Farmacéuticos Piosiun. Para uso agropecuario existen tres empresas que comercializan Lindano: Agromundo, Ingeniería Industrial e Industrias Gustaffson. Cabe destacar que esta última fue comprada en 2004 por la multinacional Bayer –una verdadera experta en envenenamiento planetario- y vende el Lindano bajo el nombre de Germate Plus. La Bayer había comprado además, en 2001, la empresa Aventis Crop Science, una fusión de Laboratorios Helios, AgrEvo y Rhone Poulenc. Además de rociar a los indígenas de Chiapas con Baygon, como se mencionó anteriormente.
Ojo al piojo en Argentina
El Lindano, en su versión como plaguicida, hoy en día se ha prohibido en muchos países, especialmente en la Unión Europea, Estados Unidos y algunos de América Latina. Lamentablemente no ocurre lo mismo en Asia y Africa, donde por comodidad, desidia o corruptela las respectivas autoridades gubernamentales permiten su importación y uso indiscriminado, con nefastas consecuencias para muchos, todo ello facilitado por el costo menor del Lindano frente a otros productos y a que las respectivas aduanas no registran a los mismos como plaguicidas tóxicos. Un ejemplo de los desastres que puede causar, además de contaminar alimentos y bebidas, sucedió en abril de 1990 cuando en el norte de la India murieron más de cien personas que habían asistido a una boda, donde por error se había agregado polvo de Lindano a la harina con la que se preparó la cena. A estos datos puede agregarse que además del uso indiscriminado del Lindano y otros pesticidas, los países citados y otros del Tercer Mundo reciben, cual basureros, los deshechos tóxicos como plaguicidas en desuso, tambores con químicos vencidos, etc., que son enterrados en esas regiones y que, pese a los envases que los contengan, irremediablemente van siendo liberados con el correr del tiempo y contaminan suelos, napas de agua y todo material con el que tiene contacto el hombre. Se estima que solamente Zambia, en Africa, contiene actualmente en sus suelos más de 200.000 toneladas de residuos tóxicos. Macabros obsequios de las grandes potencias a los países pobres o subdesarrollados, al amparo obviamente de las corruptas autoridades que permiten recibirlos.
En diciembre último, en Chile, organizaciones sociales y ambientales lideradas por la Red de Acción en Plaguicidas (RAP-Chile) iniciaron una campaña para que se prohiba el uso del Lindano en el tratamiento de la pediculosis y la sarna, ante sus efectos nocivos para la salud y el ambiente. En tal sentido María Elena Rozas, integrante de RAP-Chile, declaró: “Es vergonzoso que el Lindano, un organoclorado prohibido desde 1998 por el Ministerio de Agricultura para su uso agrícola, se siga aplicando en las cabezas de nuestros niños”. A la vez, la organización estaba editando un manual informativo y recolectando firmas para enviarle una carta a la presidenta Michelle Bachelet.
En cuanto a la Argentina, indagaciones efectuadas en la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) –la versión criolla de la tristemente célebre FDA norteamericana (Foods and Drugs Agency), organismo del gobierno que supuestamente debe velar por la salud de los ciudadanos y que en los hechos es cómplice de las grandes multinacionales químico-farmacéuticas, como revelamos en notas anteriores- arrojaron como resultado que el Lindano está permitido para su uso en el tratamiento contra los piojos y la sarna. Concretamente, la ANMAT señala que “de acuerdo a la Resolución del Ministerio de Salud de la Nación Nº 133/91, el Lindano está permitido como pediculicida y escabicida”. Un toque de atención para las madres y niños argentinos, si se pensaba que el país, al menos en este aspecto, se había colocado junto a las decisiones adoptadas por los países desarrollados respecto del Lindano. Sin embargo no es así.
De todas maneras, otras averiguaciones efectuadas esta vez ante la Dirección de Toxicología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez permitieron establecer que el Lindano se mantiene vigente en algunos casos, al menos hasta encontrar otras alternativas, ya que sería algo efectivo en el tratamiento dermatológico de pacientes con SIDA y otros afectados por la llamada “sarna noruega”. Esta última, una variante de la escabiosis o sarna común, en realidad imita a ésta pero abarca zonas mayores en el cuerpo humano, presentándose como eczemas, dermatitis psoriasiforme, dermatitis seborreica o una eritrodermia. Aparece generalmente en pacientes con características especiales, como desnutridos, inmunosuprimidos –hay casos en pacientes con SIDA-, ancianos con deficiente atención médica y niños con Síndrome de Down. Incluye presencia de escamas, algo no habitual en la escabiosis común, costras y escoriaciones, comprometiendo en algunos casos el cuero cabelludo y presentando también placas hiperqueratósicas palmoplantares.
En la citada Dirección de Toxicología –un organismo que a decir verdad investiga continuamente pese a que los esforzados profesionales que allí trabajan no suelen contar con el apoyo y los recursos necesarios- se informó además que se está a la espera de reemplazar al Lindano con otros productos alternativos no tóxicos. Esa espera podrá deberse a la ancestral lentitud argentina en tomar decisiones y ejecutarlas, pero al menos uno de los productos comerciales que contenían Lindano, el Hexadecital, ya está libre del mismo. Continúan vigentes, como productos que incluyen el Lindano en su fórmula, el Escabiasit, un shampú contra la sarna, y el Gamaescab, una loción para el mismo cometido.
Por otra parte, científicos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desarrollaron en 2003 un piojicida al que definieron como “revolucionario”, cuya fórmula no contiene insecticidas y además ataca al piojo en todos sus estadíos de vida. Así lo explicó Marcela Gregori, licenciada en Ecología y en Conservación de Recursos Naturales Renovables de la UNLP: “Este piojicida, denominado ‘Standard XXI’, no tiene los insecticidas tradicionales que poseen los otros productos de este tipo, y además es el único que actúa sobre todos los estadíos de vida del piojo: la liendre, los tres estadíos ninfales y el piojo adulto”. La patente del producto es compartida por la Universidad platense y por la Droguería Suizo-Argentina, y los fondos que ingresen por la comercialización del producto “serán destinados exclusivamente al desarrollo de nuevas investigaciones científicas y tecnológicas”. Un buen ejemplo de que, a veces, es factible hacer mucho con poco. La licenciada Gregori señaló además: “Este es el primer pediculicida desarrollado íntegramente en la Argentina y la fórmula es inédita, porque entre sus componentes no existen permetrinas, piratoides, piperonil butóxico ni lindano, clásicos insecticidas que con su uso a lo largo del tiempo permitieron a los piojos desarrollar mecanismos de resistencia al producto”. Vale decir que, con el tiempo, el Lindano puede seguir matando o enfermando gente pero termina por causar risa a los piojos, ácaros y otros bichos. Actualmente el aludido piojicida no tóxico “Standard XXI” se comercializa en farmacias. Quizás por presiones, intereses u otros artilugios de las marcas más “fuertes”, no se encuentre fácilmente en los stocks, pero circula normalmente, al decir de empleados de ese rubro.
Ante todo lo expuesto, y teniendo en cuenta que se acerca el inicio del período escolar, y que por lo tanto arreciará la “siembra” de piojos en las escuelas –aunque persistan en negarlo los interesados- por parte de las “marcas de renombre”, derivadas a su vez de compañías químico-farmacéuticas a las que no interesa un comino la preservación de la salud humana, sólo queda por advertir a las madres de niños pequeños: ojo al piojo. Y especialmente, ojo a los piojicidas con Lindano.
Carlos Machado
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Foto: Hine, Lewis Wickes
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