LA DESTRUCCIÓN DE MÉXICO: CONSECUENCIAS DE LA DEVASTACIÓN MEDIOAMBIENTAL
Ciudad de México, México — Greenpeace presentó el documento "La destrucción de México: consecuencias económicas y sociales de la devastación ambiental", que recoge las alarmantes cifras sobre el estado de los ecosistemas del país. Es un reporte que muestra gráficamente una realidad que los candidatos a la Presidencia no pueden ignorar, pues representa cada año una pérdida equivalente a 10 por ciento del Producto Interno Bruto del país.
“La degradación ambiental que sufre nuestro país pone en riesgo nuestra viabilidad, pues en los recursos naturales se sustenta la producción de los bienes económicos. El desconocimiento sobre los beneficios que nos proporcionan los ecosistemas –y, por tanto, el permitir y avalar su destrucción- está conduciendo irremediablemente a catástrofes económicas, sociales y, por supuesto, políticas”, señala el documento.
“En la administración de los recursos naturales ha privado una visión de corto plazo, de privilegiar los intereses privados aunque eso signifique sacrificar el futuro de los intereses colectivos. Lamentablemente, la clase política no tiene el menor interés en proteger el medio ambiente. Y esto aplica tanto para quienes hoy están en la administración pública como para aquellos que tienen posibilidades de hacerlo en los próximos años. Esto es inaceptable”, afirmó Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México.
En la presentación participó el doctor en Economía Alejandro Guevara Sanginés, director de la División de Estudios Sociales de la Universidad Iberoamericana, quien comentó que “el daño ocasionado por la destrucción del medio ambiente afecta más a los pobres, en la medida en que ellos dependen más de los recursos naturales. Por ello, es fundamental que apoyemos los proyectos de conservación de las comunidades que tienen bajo su control zonas ecológicamente ricas, pues con ello logramos un triple objetivo: preservamos los recursos naturales, paliamos la pobreza y conservamos el patrimonio de las futuras generaciones”.
En el documento se advierte que los recursos renovables se están agotando rápidamente. “Quien gane, recibe un país en un estado grave de degradación ambiental. Quien gane no puede permitirse ignorar esta situación, mucho menos mantenerla en el actual estado”, afirmó Calvillo.
Una realidad que no se puede ignorar
El documento refiere que México pierde cada año el equivalente a 10 por ciento del Producto Interno Bruto debido al deterioro ambiental: cerca de 754 mil millones de pesos al año, aunque ese monto no considera la pérdida acumulada año tras año de los recursos.
Bosques. Cada año perdemos más de 600 mil hectáreas de bosques. En el año 2000 los bosques brindaron servicios ambientales por 136,770 millones de pesos, cifra que superó 6.5 veces el ingreso por extracción comercial de madera, casi 70 veces el presupuesto asignado al sector forestal en 2005. Dos tercios del agua que se consume en México son capturados en los bosques.
Manglares. Este ecosistema amortigua los impactos de huracanes y tsunamis, evita la erosión y es área de desove y crianza de 70 por ciento de especies pesqueras de interés comercial. Cada hectárea brinda beneficios que equivalen a entre 200 mil a 900 mil dólares por año. Sin embargo, cada año desaparecen 22 mil hectáreas, lo cual representa una pérdida económica de al menos 4,400 millones de dólares.
Agua. Escasez, contaminación y mal uso son los problemas del agua en México. Contamos con 654 acuíferos, pero en 2003 sólo 188 estaban disponibles; de ellos, 65 están sobreexplotados y 47 cerca de esa condición. Del agua disponible, 73 por ciento está contaminada y requiere tratamiento antes de ser destinada al consumo.
Pesquerías. Los recursos marinos están amenazados por el crecimiento descontrolado del sector pesquero y las capturas no reguladas o ilegales. Actualmente, 71 pesquerías que capturan 364 especies están en niveles de aprovechamiento máximo mientras ya están sobreexplotadas otras 22 pesquerías que capturan 102 especies. En 2005, 90 por ciento de las pesquerías nacionales se encontraba al límite de aprovechamiento o en condiciones de deterioro.
Actividades agrícolas. Más de 80 por ciento de los suelos agrícolas de México presenta algún grado de erosión, debido a los monocultivos y la deforestación. Además, cada año el campo recibe 15 mil toneladas de plaguicidas que contienen un centenar de ingredientes nocivos para la salud que pueden causar cáncer, alterar el desarrollo embrionario, causar daños reproductivos y debilitar el sistema inmunológico. La más reciente amenaza para los cultivos es la liberación de organismos genéticamente modificados al medio ambiente.
Industria sucia. Debido a procesos industriales sucios y a la aplicación laxa de las leyes, hoy tenemos un país saturado de residuos peligrosos. Más de 30 millones de personas viven en zonas donde se exceden las normas de calidad del aire; los daños a la salud que provocan 11 termoeléctricas exigen un gasto de 465 millones de dólares anuales (4 por ciento del gasto público en salud). El gobierno tiene registro de 432 sitios contaminados con residuos peligrosos. La empresa más contaminante del país es Pemex, responsable de más de la mitad de las emergencias ambientales con sustancias peligrosas.
Cambio climático. Este fenómeno es la mayor amenaza que enfrenta el planeta. En México, casi todo el territorio es susceptible a la desertificación y la sequía; un aumento en el nivel del mar puede cubrir las zonas bajas hasta 40 kilómetros tierra adentro; los sectores más vulnerables son: agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, turismo y las industrias con gran demanda de agua, como las de la transformación.
Conclusiones
La destrucción de los recursos ambientales en México no puede seguir siendo un tema de importancia menor para quienes toman decisiones en este país. Es fundamental que se comprometan con la protección de los ecosistemas del país. Este compromiso debe incluir propuestas de acción y mecanismos de seguimiento y vigilancia, así como la participación pública.
“En la administración de los recursos naturales ha privado una visión de corto plazo, de privilegiar los intereses privados aunque eso signifique sacrificar el futuro de los intereses colectivos. Lamentablemente, la clase política no tiene el menor interés en proteger el medio ambiente. Y esto aplica tanto para quienes hoy están en la administración pública como para aquellos que tienen posibilidades de hacerlo en los próximos años. Esto es inaceptable”, afirmó Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México.
En la presentación participó el doctor en Economía Alejandro Guevara Sanginés, director de la División de Estudios Sociales de la Universidad Iberoamericana, quien comentó que “el daño ocasionado por la destrucción del medio ambiente afecta más a los pobres, en la medida en que ellos dependen más de los recursos naturales. Por ello, es fundamental que apoyemos los proyectos de conservación de las comunidades que tienen bajo su control zonas ecológicamente ricas, pues con ello logramos un triple objetivo: preservamos los recursos naturales, paliamos la pobreza y conservamos el patrimonio de las futuras generaciones”.
En el documento se advierte que los recursos renovables se están agotando rápidamente. “Quien gane, recibe un país en un estado grave de degradación ambiental. Quien gane no puede permitirse ignorar esta situación, mucho menos mantenerla en el actual estado”, afirmó Calvillo.
Una realidad que no se puede ignorar
El documento refiere que México pierde cada año el equivalente a 10 por ciento del Producto Interno Bruto debido al deterioro ambiental: cerca de 754 mil millones de pesos al año, aunque ese monto no considera la pérdida acumulada año tras año de los recursos.
Bosques. Cada año perdemos más de 600 mil hectáreas de bosques. En el año 2000 los bosques brindaron servicios ambientales por 136,770 millones de pesos, cifra que superó 6.5 veces el ingreso por extracción comercial de madera, casi 70 veces el presupuesto asignado al sector forestal en 2005. Dos tercios del agua que se consume en México son capturados en los bosques.
Manglares. Este ecosistema amortigua los impactos de huracanes y tsunamis, evita la erosión y es área de desove y crianza de 70 por ciento de especies pesqueras de interés comercial. Cada hectárea brinda beneficios que equivalen a entre 200 mil a 900 mil dólares por año. Sin embargo, cada año desaparecen 22 mil hectáreas, lo cual representa una pérdida económica de al menos 4,400 millones de dólares.
Agua. Escasez, contaminación y mal uso son los problemas del agua en México. Contamos con 654 acuíferos, pero en 2003 sólo 188 estaban disponibles; de ellos, 65 están sobreexplotados y 47 cerca de esa condición. Del agua disponible, 73 por ciento está contaminada y requiere tratamiento antes de ser destinada al consumo.
Pesquerías. Los recursos marinos están amenazados por el crecimiento descontrolado del sector pesquero y las capturas no reguladas o ilegales. Actualmente, 71 pesquerías que capturan 364 especies están en niveles de aprovechamiento máximo mientras ya están sobreexplotadas otras 22 pesquerías que capturan 102 especies. En 2005, 90 por ciento de las pesquerías nacionales se encontraba al límite de aprovechamiento o en condiciones de deterioro.
Actividades agrícolas. Más de 80 por ciento de los suelos agrícolas de México presenta algún grado de erosión, debido a los monocultivos y la deforestación. Además, cada año el campo recibe 15 mil toneladas de plaguicidas que contienen un centenar de ingredientes nocivos para la salud que pueden causar cáncer, alterar el desarrollo embrionario, causar daños reproductivos y debilitar el sistema inmunológico. La más reciente amenaza para los cultivos es la liberación de organismos genéticamente modificados al medio ambiente.
Industria sucia. Debido a procesos industriales sucios y a la aplicación laxa de las leyes, hoy tenemos un país saturado de residuos peligrosos. Más de 30 millones de personas viven en zonas donde se exceden las normas de calidad del aire; los daños a la salud que provocan 11 termoeléctricas exigen un gasto de 465 millones de dólares anuales (4 por ciento del gasto público en salud). El gobierno tiene registro de 432 sitios contaminados con residuos peligrosos. La empresa más contaminante del país es Pemex, responsable de más de la mitad de las emergencias ambientales con sustancias peligrosas.
Cambio climático. Este fenómeno es la mayor amenaza que enfrenta el planeta. En México, casi todo el territorio es susceptible a la desertificación y la sequía; un aumento en el nivel del mar puede cubrir las zonas bajas hasta 40 kilómetros tierra adentro; los sectores más vulnerables son: agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, turismo y las industrias con gran demanda de agua, como las de la transformación.
Conclusiones
La destrucción de los recursos ambientales en México no puede seguir siendo un tema de importancia menor para quienes toman decisiones en este país. Es fundamental que se comprometan con la protección de los ecosistemas del país. Este compromiso debe incluir propuestas de acción y mecanismos de seguimiento y vigilancia, así como la participación pública.
4 comentarios
samuel juan max -
el planeta no es nuestro solo somos una especie mas que habita en el y ami parecer la especie mas vil de todas, si existiera una salvacion para el planeta seria la desaparicion de nuestra especie, por que solo nosotros nos encargamos de destruirlo
"bravo" por eso perndejos
valeria -
Maria Angelica Sanchez Bonilla -
beatriz elena martínez rodriguez -