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Represión

NUEVO ATENTADO CONTRA REPORTERO EN EL ESTADO DE VERACRUZ

NUEVO ATENTADO CONTRA REPORTERO EN EL ESTADO DE VERACRUZ Nuevo atentado contra reportero en Córdoba
Publicado Enlace Veracruz 212

Nuevamente surge un atentado en contra de un reportero del estado de Veracruz. Se trata de Saúl Contreras, periodista gráfico del diario El Mundo de Córdoba, quien fue emboscado el pasado sábado 2 de diciembre en la carretera Fortín-Huatusco por el rumbo de la comunidad Monteblanco, por 4 sujetos que viajaban a bordo de una Suburban color vino.
De acuerdo a los informes, Contreras viajaba por dicha carretera en motocicleta, cuando fue interceptado y a punto de pistola fue obligado a detenerse, obligándolo a no mirarles el rostro, y siendo golpeado en diversas partes del cuerpo, mientras le decían: “¡Ya te llevó la chingada! ¡Tú eres el próximo sentenciado a morir por tus publicaciones!”.
Justo en el momento en que parecía ser ejecutado (con una operación muy parecida a la de Roberto Marcos, asesinado hace menos de 15 días en el puerto de Veracruz) un trailer apareció en la carretera e hizo el cambio de luces altas, así como se fue dando la presencia de más vehículos en el lugar, lo que finalmente obligó a los maleantes a huir.
Saúl Contreras inmediatamente avisó a las autoridades de la delegación de Seguridad Pública instaladas en Fortín, montándose un operativo sin resultado exitoso alguno. Fue este domingo que interpuso su denuncia ante la Agencia del Ministerio Público de Fortín, ante el titular Bernardo Hernández Muñoz para efectos de la investigación del caso.

Y DETRÁS, ULISES RUIZ, UNA VEZ MÁS

Y DETRÁS, ULISES RUIZ, UNA VEZ MÁS

HERMANN BELLINGHAUSEN, enviado de La Jornada

Oaxaca, Oax. 10 de agosto. Anochecía cuando todo estalló en Oaxaca. La casa de donde dispararon los sicarios, que ultimaron a José Jiménez Colmenares, mecánico de profesión. Estalló la indignación de los 20 mil manifestantes, gente del pueblo y maestros convocados por la APPO para demandar sólo tres cosas: la liberación de Germán Mendoza Nube, Catarino Torres Pereda, Eliel Vásquez y Leobardo López. La presentación con vida de los tres hombres desaparecidos anoche ("vivos se los llevaron, vivos los queremos"), quienes realizaban una ronda nocturna para vigilar el gran plantón del magisterio y la APPO, y habrían sido levantados por fuerzas del orden, o su pareja, las fuerzas del desorden. Y como siempre, la caída de Ulises Ruiz Ortiz.
También estallaron otras cosas, empezando por el dolor de miles de manifestantes, además de estallar los tanques gas de la casa en llamas de donde habían disparado los sicarios. Y de manera verbal, el resentimiento contra los medios que tan mal los han tratado. "A ver si ahora sí dicen la verdad", era lo menos que decía la gente a la llegada de los trabajadores de la prensa una vez que el crimen se había cometido a la vista de todos. Y estalló con certidumbre el grito estelar de la hora: "Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó".
Un hombre, con serenidad escalofriante, dijo: "Es increíble que se tengan que morir compañeros para que se vaya esa camarilla". Por eso, cuando la alta nube negra de humo invadió el cielo de la ciudad desde la colonia Ex Marquesado (de hecho, la muerte de José Jiménez Colmenares ocurrió a menos de 100 metros del templo colonial del Marquesado), era evidente que alguna fatalidad se estaba cumpliendo, y era un mensaje a toda la capital de estado, pues aún había luz y de seguro el humo se veía más allá del centro.
La casa ubicada en Niños Héroes 130, nueva y deshabitada, donde acechaban los cinco individuos que primero apedrearon (¿para provocar?) a la manifestación pacífica que en esos momentos pasaba, para enseguida disparar a mansalva, quedó destruída. Luego se supo que estaba rentada a la policía. En el interior de uno de los vehículos fue encontrada una placa de la Policía Judicial Federal, además de numerosos documentos y evidencias que obran ya en poder de la APPO.
Ardía ya una moticicleta cuando la gente abrió los carros rompiéndoles los cristales, antes de romperles todo lo demás. Los agresores tal vez pensaron que la reja cerrada que los separaba de la estrecha calle los protegería lo suficiente para poder huir hacia el cerro que allí mismo comienza, en una colonia conocida como priísta y que ya en días recientes ha servido para que se reúnan grupos de choque y policías, amagando con "recuperar" las instalaciones del Canal 9, muy próximas, donde concluiría con un mitin la marcha popular. Sólo uno, el que al parecer disparó la bala fatal, no fue capturado por la gente. Se dijo que se ocultaba en la cisterna, y para hacerlo salir iniciaron el fuego.
No salió. Lo más seguro es que alcanzó monte. Como sea, las llamas se propagaron pronto. Los bomberos tardaron más de media hora en llegar. Es poco común ver consumirse completamente una casa sin que se apague el incendio. El fuego era real, y también un símbolo. "Anoche vi que un periodista dijo en la televisión: 'Que se pudra Oaxaca'. Quisiera que viera esto", dijo un hombre. Y otro dijo: "Nos tratan como si no fuéramos gente".
La marcha, citada frente a las instalaciones del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, había iniciado más bien frente a la principal base militar del estado, sobre la carretera Cristóbal Colón, en Ixcotel, y duplicó su número antes de alcanzar el centro, en su camino a las instalaciones de la Cortv, en el otro extremo de la ciudad. Encabezaba a la multitud la silla de ruedas vacía de Germán Mendoza Nube, y pegada al respaldo una foto suya, sentado en ese aparato médico. Al lado caminaban su esposa Sonia Casas y la madre de Juan Gabriel Ríos, el maestro de 24 años que desapareció anoche en estas calles junto con el biólogo Ramiro Aragón Pérez (biólogo, de 30) y Elinoai Santiago Sánchez (maestro de 24). Era una manifestación todo menos festiva.
Ahora en México se detiene con violencia a discapacitados y se les atribuyen "delitos" para los que físicamente están impedidos. Ahora, otra vez hay desaparecidos políticos. Los anteriores en Oaxaca fueron en 1996. Siempre son un síntoma de guerra sucia. Y de eso, sólo de eso, trataba esta marcha, convocada con menos de 24 horas de anticipación. Esta mañana los voceros de la APPO estimaban que asistirían 2 o 3 mil personas, "sin bien nos va".
Amas de casa, maestros, estudiantes, centenares de niños, trabajadores, indígenas, pequeños comerciantes. El blanco perfecto. Abrían paso dos carros y los jovencísimos miembros del Honorable Cuerpo de Topiles (HCT), con sus bastones característicos, en versión urbana (o sea garrotes arrebatados a la policía el 14 de junio, y simples palos cortos). Una maestra iba leyendo con un magnavoz un diario del día sobre la aprehensión (pues oficialmente eso fue, según se supo luego) de Nubes, como le dicen, y otra sobre el asesinato en una emboscada de tres triquis (dos de la APPO y un niño) en la región de Putla de Guerrero. Nadie sabía que hoy se dirigían a otra emboscada. Dos de los sicarios se dieron tiempo de subir al balcón de su casa y seguir disparando contra los manifestantes. En el patio del inmueble había también vehículos del hospital Clínica Santa María, ubicada justo enfrente, y cuyo director es también dueño del inmueble desde donde se hizo el ataque. A esa clínica lograron llevar de inmediato a José Jiménez, quien agonizó pocos minutos. En estertores finales fue conducido al quirófano, pero ya no llegó. Su compañera, la maestra Florina Jiménez, alcanzó la camilla, pero la bala en el corazón de su marido fue implacable. Al verlo fallecer, la mujer se desvaneció en medio del llanto y fue trasladada por el personal médico a otra sala para atenderla.
Al cruzar El Llano, los manifestantes habían gritado frente al Vips (de Wal-Mart) y al contiguo Poder Judicial Federal: "Esos son, esos son, los que chingan la nación". Decenas de jóvenes volvían a pintar con aerosol las consignas, borradas las anteriores recientemente en las fachadas de bancos y oficinas públicas. A esas horas había aún lugar para bromas. Uno de la APPO comentó: "Si alguien está ganando con el movimiento es Comex, ellos venden los aerosoles de los estudiantes, y también la pintura con que los dueños borran las pintadas".
Un nuevo esténcil recorrería la ruta. En él se ve la cabeza de Ulises Ruiz colgando de una larga soga. Y una consigna también nueva: "Fox, Calderón y Ulises, el pueblo los maldice". Ya estaba llegando la marcha a su destino, donde iba a reforzar el plantón que resguarda las instalaciones ocupadas de Cortv, cuyo desalojo demandó ayer al gobierno federal la diputada priísta Consuelo Rodríguez de Alba en un documento plagado de mentiras ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, la cual le dio entrada.
Los casquillos de bala calibre 38 y el arma homicida, los documentos a nombre de Omar Abisaín Ramírez Saucedo, los sellos de la Subdirección General de Transporte y otras posibles evidencias recogidas en el lugar son hoy la escoria de un hecho: un muerto inerme, nuevos heridos de bala. Es decir, el estado de derecho.

Detenido por los manifestantes varios hombre involucrados en los ataques
foto AP 

ITALIA MÉNDEZ, DETENIDA EN ATENCO, HABLA SOBRE LAS AGRESIONES QUE SUFRIÓ

ITALIA MÉNDEZ, DETENIDA EN ATENCO, HABLA SOBRE LAS AGRESIONES QUE SUFRIÓ

MEXICO, D.F., 17 de junio (LA JORNADA).-

 EMIR OLIVARES ALONSO

La vida como la conocí antes del 3 de mayo "jamás va a regresar, tengo miedo por mi seguridad y la de mi familia; pero también demasiado coraje y rabia por lo que me hicieron", asegura Italia Méndez, primer mujer mexicana que da su testimonio, sin pedir el anonimato, de lo que padeció durante el operativo policiaco en San Salvador Atenco. Italia, al igual que el resto de los detenidos, fue golpeada y torturada, y además violada sexualmente por tres policías; "en ese momento, cuando me penetraban con sus dedos, sentía mucho miedo que se fue transformando en rabia porque no podía creer que nos estuvieran tratando así".
Ella llegó a Atenco el 3 de mayo por la noche debido a que colabora en una fundación que atiende a niños en situación de vulnerabilidad; cuando en su ONG se enteraron de lo que acontecía en ese municipio decidieron enviarla junto con dos compañeros más para contactar a los familiares de los menores detenidos y a los del Javier Santiago Cortés, el adolescente que falleció, con objeto de proporcionarles atención sicológica y social.
Sin embargo, a pesar de que contaban con documentos de su organización que avalaban su presencia en ese poblado, los agentes policiacos hicieron caso omiso de ello.
"Cuando nos detuvieron sentí incertidumbre, no sabía qué iba a pasar. Pero imaginé todo menos lo que siguió: brutalidad".
A pesar del trauma que vivió narra cómo fue que la agredieron: "Me arrastraron hasta el asiento de atrás del camión, me colocaron encima de dos personas y ahí me golpearon, me desnudaron y fui violada por tres sujetos. Me amenazaban con violar a mi madre y hermanas porque tenían mi dirección. El primer policía le habló a otro y le dijo: 'ven a probar a la puta que me tocó'. Me volteaban continuamente, boca arriba o hacia abajo. Después un tercero me violó con un objeto. Sentía miedo, incertidumbre, no quise decir nada porque si no, me golpeaban peor".
El conflicto que sufrió ante esas agresiones la obligó a callar lo que le había pasado, pero argumenta que producto de la mezcla entre miedo, rabia y coraje se atrevió a denunciarlo "porque consideré que es necesario que se sepa lo que nos había pasado".
Italia tiene libertad bajo caución, se le acusó de ataques a las vías de comunicación, otro proceso que lleva en sus espaldas, y se dice dispuesta a enfrentarlo aunque sabe que será complicado y desgastante. "Sigo siendo presunta culpable, a eso no se le puede llamar libertad". Agrega que repetir en todo momento lo que le sucedió "es doloroso y terrible, pero lo creo necesario".
Confiesa que ahora no se atreve a salir a la calle sin compañía por la desconfianza que le genera el entorno, sobre todo los policías, "me impresiona de repente no poder ir a la tienda a comprar un litro de leche; a cada lugar que voy, trabajo, casa, oficinas, voy acompañada".
Considera risibles los castigos que se le han dado a algunos policías, y exige que ahí el caso no se cierre ahí, porque "se actuó por consigna, de eso es culpable el Estado, y todos sabemos sus nombres y apellidos". Agrega que aunque es importante la atención que se le ha dado al tema de las mujeres agredidas sexualmente, no se debe olvidar que los hombres también padecieron agresiones y torturas. La joven ratificó su denuncia ante la Femiv el miércoles pasado, la misma fiscal Alicia Elena Pérez Duarte le tomó la declaración. Ahí entregó un documento con dos exigencias: que se esa dependencia atraiga el caso de las mujeres violadas y su imparcialidad de la fiscal.
Italia no confía en las autoridades, por ello su apuesta es por la conciencia social: "Confío en que la sociedad se sensibilice ante lo que nos sucedió y realmente ejerza presión sobre el Estado para que éste reconozca el daño y la tortura a la que nos sometió.
Ojalá y que el mundial no termine con la indignación, exigimos justicia para cada uno de los que fuimos golpeados y torturados. No debemos olvidar nuestros pasados porque ahora me tocó a mí, pero en cualquier momento todos corremos el riesgo de que el gobierno vuelva a hacer esto en aras del olvido
".

Foto: de Italia Méndez, de D.R. 2006 Carlos Servín http://www.narconews.com/Issue41/articulo1858.html

The Narco News Bulletin

narconews.com - Reporting on the Drug War and Democracy from Latin America . June 18, 2006 | Issue #41  

Archivos del caso: testimonios de violación por policías tras la desgracia de Atenco

Mientras que los políticos mexicanos (guiados por asesores estadounidenses) niegan la evidencia, la historia de cada mujer corrobora la de la siguiente
Por Al Giordano
El Otro Periodismo con La Otra Campaña en San Salvador Atenco

19 de mayo de 2006
Este artículo aparece en el Internet en http://www.narconews.com/Issue/articulo1827.html

El candidato presidencial mexicano Felipe Calderón -del partido político del presidente Vicente Fox, Acción Nacional (PAN)- le dijo a reporteros la semana pasada que él no cree los reportes de que la policía violó y abusó sexualmente de las mujeres detenidas el 3 y 4 de mayo en Texcoco y San Salvador Atenco.
El candidato -quien es aconsejado por dos asesores políticos gringos, Dick Morris y Rob Allyn, sobre como manejar las preguntas de la prensa - dijo que una acusación de violación "es tan delicada que requiere elementos probatorios claros". Calderón llegó al extremo de acusar al Comisionado de Derechos Humanos del propio Fox, José Luís Soberanes, quien mostraba evidencia consistente de 23 violaciones a mujeres mexicanas mientras éstas estaban bajo arresto, de "hablar mal del país y discrepo totalmente de él".
El jefe de la policía del Estado de México, Wilfrido Robledo Madrid, se le unió a Calderón en esta política de la negación. Este hombre supervisó personalmente las violentas redadas policíacas de principios de mayo. Robledo -autor intelectual del crimen- dijo al diario Milenio el 15 de mayo:
Hasta el momento no tenemos el informe de alguien que diga que fue violada. ¿No sé si ustedes lo tengan?... Si tuviéramos el nombre de alguien que dijera que fue violada, ahí empezamos la investigación. Pero hasta ahorita no tenemos ninguno. Yo puse a disposición del Ministerio Público a todos los detenidos, y hasta ahora, que yo sepa, no hay nadie que haya entrevistado a una persona que haya sido violada, o que el Ministerio Público haya hecho una declaración en ese sentido, no tengo conocimiento. No tengo ningún certificado médico que diga que alguien fue violada.... Ya pasaron diez días y yo no se de ni una sola mujer violada.
Interrogado por reporteros de Milenio sobre las declaraciones que hizo el Subcomandante Zapatista Marcos al respecto de que los policías usaron condones al violar a las mujeres, sugiriendo premeditación, Robledo exclamó:
-"Eso sí me da risa."
Mientras Wilfrido Robledo se reía, investigadores de la organización de derechos humanos Comité Cerezo entrevistaron el lunes a 19 presas políticas mexicanas encerradas en la prisión estatal de Robledo.
Estos son sus testimonios. Una y otra vez, corroboran los testimonios de las cuatro mujeres extranjeras que fueron deportadas a sus países natales - España, Chile y Alemania - tras sufrir arrestos arbitrarios y tortura sexual en Atenco. Tal como el testimonio de la Catalana María Sostres, quien le dijo al diario español El País: "Metieron objetos, dedos y llaves en las vaginas. A una chica la obligaron a decir 'vaquero, vaquero' mientras un policía le pegaba en el culo".
Su testimonio es corroborado -y ampliado, tristemente- por las presas políticas que Sostres vio siendo abusadas sexualmente en ese momento, de acuerdo con el archivo del caso del Comité Cerezo. Esa prisionera, Italia Méndez, la conocemos en Narco News como una madre soltera seria, comprometida y honesta. Ella trabaja con La Kinta Brigada, un colectivo que, entre otros proyectos, trabaja con pastores de cabras en las regiones desérticas de San Luís Potosí. Una persona inteligente, coherente, de voz baja, digna, la entrevistamos sobre temas más alegres el verano pasado durante una reunión de Organizaciones No Gubernamentales y colectivos en la Selva Lacandona.
El calvario que Méndez sufrió este mes a manos de la policía -fue arrestada durante una redada en una casa privada, y acusada de bloquear una carretera (¿desde dentro de la casa?) en la mañana del 4 de mayo- es tan zozobrante como sus consecuencias. Su franqueza al detallar el abuso a los observadores de derechos humanos hace viles mentirosos de Wilfrido Robledo y Felipe Calderón.
"La policía me desnudó, violó y obligó a viajar desnuda por aproximadamente 4 horas"
Méndez, de 27 años, testificó:
"Fui detenida en una casa particular en San Salvador Atenco, allanada por al Policía Federal Preventiva, me despojaron de todas mis pertenencias y dinero, me obligaron a hincarme de frente a la pared con las manos en la nuca, golpeaban mi cabeza con el tolete, me levantaron y frente a una cámara me cuestionaron mi filiación política, mi dirección, mi nombre y el nombre de mis familiares directos. Posteriormente fui sacada del domicilio y sentada en la banqueta, había mucha gente más alrededor mío, yo tenía cubierta la cabeza y cara con mi suéter, me golpearon en repetidas ocasiones en la cabeza con toletes y patadas en los glúteos y espalda, me provocaron una herida en la cabeza de seis centímetros. Instantes después me hicieron caminar por dos hileras de policías que escoltaban el autobús en el cual nos trasladarían, me subieron a golpes al autobús y adentro había una gran cantidad de personas esposadas y con la cabeza cubierta, apilados unos sobre otros, me colocaron encima de la pila y después me arrastraron hacia el asiento trasero, ahí un policía metió su mano dentro de mi blusa y desgarró mi brassier, enseguida metió su mano dentro del pantalón y desgarró mi calzón. Yo me encontraba boca abajo, con el rostro cubierto, bajaron mi pantalón hasta los tobillos y mi blusa hasta la cabeza, golpearon con fuerza mis glúteos, gritándome que me violarían y matarían, después un policía me gritó que le dijera "vaquero" y golpeó con más violencia mis glúteos, pero ahora con su tolete solo paró hasta que escuchó lo que pedía. Enseguida me penetró con sus dedos la vagina y apretó con fuerza mis senos, después pellizcó con mucha violencia mis pezones, invitó a otro policía a hacer lo mismo mientras seguían golpeándome, después invitaron a una tercera persona a la cual le llamaron jefe, este último me penetró con un objeto y amenazaron con violarme (coito), me pusieron a la altura del pene de uno de ellos y él se restregó en mis glúteos mientras los otros dos policías lo animaban a penetrarme con su pene, pero no lo hicieron, me golpearon en los senos en repetidas ocasiones y golpearon mi estómago mientras besaban mi boca, como yo me resistía, los golpes eran para que yo abriera la boca y el policía pudiera meter su lengua en mi boca. Viajé todo el trayecto desnuda encima de dos personas más y sobre mi espalda y cabeza viajó un policía sentado. Hasta que llegamos al penal me permitieron vestirme y fui bajada del camión."
Méndez resume el abuso que recibió de manos de la policía:
"PFP y Policía Estatal me desnudaron, violaron sexualmente y golpearon, y me obligaron a viajar desnuda por aproximadamente cuatro horas. Golpearon y abusaron de todas las personas que iban el camión."
Fotógrafa, Méndez ahora no tiene sus herramientas de trabajo. De acuerdo con el archivo de la organización de derecho humanos, un policía le robó "equipo fotográfico, efectivo, un celular, libros, su diario, tarjetas de débito y una de crédito" valuado todo en 25,000 pesos (alrededor de 2,300 dólares). Permaneció en prisión 11 días -quizá tanto tiempo para que se borraran las heridas que probarían que fue violada- y fue liberada el lunes, pero todavía enfrenta los cargos de bloquear una carretera de la cuál no estaba ni siquiera cerca al momento de su arresto.

"Introdujo su mano por debajo de mi ropa interior y me apretó fuertemente las nalgas, incluso introduciendo sus dedos en mi ano"
Norma Aida Jiménez Osorio, 23, del Estado de México, fue violada analmente por un policía después de su arresto. Ella testificó al Comité Cerezo:
"Fui detenida el 4 de mayo del 2006, en las afueras de San Salvador Atenco por la policía federal preventiva, me golpearon con un escudo para tirarme, y ya en el piso dos policías me golpearon con tolete y puño, después me pusieron de pie y me hicieron correr aunque yo les expresaba que de los golpes recibidos, se me había dormido la pierna derecha, me seguían golpeando y se les unió un tercero que me golpeaba en la espalda con el puño, los otros dos me golpeaban con los toletes, los tres me decían que iban a violarme y a matarme, me hacían preguntas y me golpeaban, amenazaban con desaparecerme y me tocaban mis genitales.
Me subieron en un camión, en el cual me acostaron en el piso de este indicándome no moverme, y no hablar, tenía la cabeza cubierta con mi propio suéter desde el momento en que me detuvieron y allí me lo volvieron a acomodar, seguían amenazándome con violarme y matarme, hasta que a golpes y patadas me bajaron de ese camión para subirme en la parte de atrás de una camioneta donde un sujeto me golpeaba las nalgas sin parar con un tolete, mientras yo seguía con la cabeza cubierta y boca abajo; cuando ya no pude soportar los golpes en mis nalgas traté de cubrirme con mis manos y también me las golpearon asta que las quité, después introdujo su mano por debajo de mi ropa interior y me apretó fuertemente las nalgas, incluso introduciendo sus dedos en mi ano.
Después con amenazas de muerte y patadas me bajaron de esa camioneta para subirme en un autobús, en el cual me obligaron a sentarme en el último asiento donde me descubrieron solamente la boca y empezaron a morderme los labios y meterme su lengua en su boca, al menos cuatro sujetos apretaron mis senos y pellizcaron mis pezones, al menos tres sujetos introdujeron sus dedos muchas veces en mi vagina, mientras me insultaban y golpeaban. De repente empiezan a subir a muchos compañeros y compañeras y yo oía como violaban y golpeaban a todos; nos torturan todo el camino hasta llegar a este penal, donde tengo mucho dolor en las manos, la cadera, el brazo derecho, el vientre y las piernas y no se me da atención médica."
La policía le quitó a Jiménez, de acuerdo con el archivo del Comité Cerezo, "Mochila, reloj, libros, objetos personales y todo mi equipo fotográfico, cámara, lentes, filtros, rollos, flash, equipo de limpieza de la cámara y dinero". Valor estimado: 8,500 (más de 800 dólares).

"Me metía los dedos en la boca y e la vagina, y me obligó a hacerle sexo oral, me echó su esperma en mi suéter blanco..."

Gabriela Téllez Vargas es una ama de casa de 18 años con dos hijos. Ella iba rumbo a su casa del trabajo, en Texcoco (lugar de los primeros hechos violentos, cuando la policía obligó a 8 vendedores de flores a quitarse del mercado, el 3 de mayo), y esperaba el camión para irse a casa. Este es su testimonio al Comité Cerezo:
"...ahí me vieron los policías y me dijo uno: ¿qué me ves?, y dijo otro: súbela por pendeja. Me empezaron a pegar y a preguntar dirección, edad, nombre; y tres de ellos me apartaron porque me querían seguir pegando con patadas y toletazos, me empezó a agarrar la cara uno de ellos y me metía los dedos en la boca y en la vagina y me obligó a hacerle sexo oral, me echó su esperma en mi suéter blanco y vino otro policía y lo mismo, me agarro mis pechos y dijo: ésta está bien buena y está amantando, ¿verdad? Puta de perra, me sacaron una foto con los ojos cerrados.
Después me obligó a hacerle sexo oral, me echo su esperma en la boca y los escupí en mi suéter, vino un tercero y me hizo lo mismo y me los echo en mi suéter, y me dijo que si quería que me ayudara, tenía que ser su puta por un año e irme a vivir adonde el quisiera, me quitaron mi suéter y no me lo quisieron dar, llegó un cuarto policía, me manoseó en la vagina y los pechos y quería que le hiciera sexo oral y llegó otro y le dijo: ya no, guey, porque ya llegamos; y me empezaron a limpiar el pantalón y las manos y me dieron un cigarro a fumar, pero yo no fumo ni tomo. Y me bajaron con los ojos cerrados en el penal de Santiaguito, Almoloya."

¿Como te sientes, amable lector, después de escuchar a sólo tres de estos testimonios? Hay otros dieciséis casos ya en el sitio web del Comité Cerezo. El resto no son más lindos, ni tampoco fáciles de leer o digerir. Los compartiremos todos contigo antes de que esta investigación se acabe. Mientras tanto, piensa sobre estos tres; imaginate que esta buena gente es tu madre, tu hermana, tu esposa, tu amante... o tu.
Y, en esa luz, considera la contínua negación del Estado Mexicano (y sus asesores políticos extranjeros) de que estos crímenes ocurrieron.
Hace tan solo dos horas, un reporte vía el diario Mexicano El Universal informó que el mismo jefe de la policía que supervisó la redada que efectuó estos crímenes -Wilfrido Robledo Madrid- continúa con evasivas. Su jefe, Humberto Benitez Treviño, Secretario General de Gobierno del Estado de México, dijo que "el gobierno del Estado no esta en ninguna condición de empezar una investigación de las supuestas violaciones sexuales cometidas contra mujeres por la policía, toda vez que no hay bases legales para hacerlo, ya que las mujeres no han sido sometidas a exámenes ginecológicos..."
Y piensa en estas tres mujeres -tu madre, tu compañera, tu hermana- y si cualquier mujer permitiría que estos mismos animales la "examinaran" después de repetidos abusos que sufrieron bajo su custodia.
Y piensa sobre el motivo del estado para tener a estas mujeres incomunicadas, tras las rejas, por 10 días antes de permitir a las organizaciones de derechos humanos verlas y entrevistarlas. Es porque son peligros públicos? O fue para que se borrara la evidencia en forma de moretones y esperma en y dentro de sus cuerpos?
En tiempos como estos, a los hombres en el poder no les importa lo que dicta el sentido común. No importa lo que demanda la conciencia. Lo que importa, lo único que importa, es sobrevivir políticamente. Y entonces el guión que escupen ni siquiera es suyo. Los autores intelectuales de estos crímenes sólo se sienta tras escritorios. Visten trajes y corbatas. Toman encuestas y tergiversan periodistas imbéciles, vía sus delegados, para negar su culpa. Ellos golpean, violan, roban y mienten por control remoto. Pero esta historia no ha terminado. Apenas comienza a ser contada...

VALENTINA PALMA NOVOA, DEPORTADA A CHILE, CUENTA SU DETENCIÓN

VALENTINA PALMA NOVOA, DEPORTADA A CHILE, CUENTA SU DETENCIÓN

Santiago de Chile, Martes 9 de Mayo, 2006

Mi nombre es Valentina Palma Novoa, tengo 30 años, de los cuales los últimos once he vivido en México. Soy egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y actualmente curso el cuarto año de Realización cinematográfica en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Tengo FM 3 de estudiante.
A continuación quisiera relatar a usted los acontecimientos de los que fui testigo durante los violentos incidentes ocurridos en el poblado de San Salvador Atenco el Jueves 4 de Mayo del 2006, los cuales terminaron con mi expulsión del país de manera injusta y arbitraria.

1.- El día miércoles 3 de Mayo, luego de ver las noticias en televisión y enterarme de la muerte de un niño de 14 años, mi condición de antropóloga y documentalista hizo que me conmoviera con el deceso de este pequeño por lo cual decidí dirigirme a San Salvador Atenco a registrar cual era la situación real del poblado.

Pasé allí la noche, registrando las guardias que la gente del pueblo había montado y realizando entrevistas en las mismas. Hacía frío, me arrime a las fogatas que la gente del pueblo había montado mientras seguía registrando imágenes. La luz del amanecer anunciaba un nuevo día: jueves 4 de Mayo.

Han de haber sido como las 6 de la madrugada cuando las campanas de la iglesia de San Salvador Atenco comenzaron a sonar: tum tum tum tum, una y otra vez, mientras por el micrófono se vociferaba que la policía estaba sitiando el poblado. Las bicicletas iban de un lado a otro, la panadería de un costado de la iglesia ya había abierto sus puertas y la calidez del olor del pan recién horneado inundaba la calle junto con el ir y venir de los campesinos en bicicleta. El señor que vendía atoles me dijo que tuviera cuidado, que los que venían “eran muy cabrones”.

Me dirigí a una de las guardias, donde los campesinos miraban en dirección a la manada de policías que allá a lo lejos se veía. Metí el zoom de la cámara, me di cuenta que eran muchos y que cubiertos por sus escudos avanzaban dando pequeños, imperceptibles pasos. Sentí miedo, ellos eran muchos fuertemente armados y los campesinos pocos y desarmados. En la pantalla de mi cámara veo como uno de los policías apunta y dispara hacia nosotros un proyectil que cuando llego a mi lado pude oler y sentir que era de gas lacrimógeno. Más y más gases lacrimógenos rápidamente fueron sepultando la calidez del olor a pan recién horneado y transformaron el angosto callejón en un campo de batalla.

El aire era ya irrespirable y me fui a la plaza mientras las campanas sonaban con mas fuerza, por diferentes calles se veía a la policía a lo lejos avanzar. La poca resistencia que hubo por parte de los campesinos dejó de resistir ante el ataque de las fuerzas policiales que abruptamente se avalanzaron sobre los pobladores. Apagué mi cámara y junto con los demás corrí lo más rápido que pude. Frente a la iglesia había un edificio público con las puertas abiertas y ahí me metí a esperar ilusamente que la turbulencia pasara. Habían ahí dos jóvenes resguardándose también ilusamente del ataque. Éramos tres y nos mirábamos las caras angustiados y con miedo.

Cuidadosamente me asomé a mirar a la calle y vi como cinco policías golpeaban con toletes y patadas a un anciano tirado en el piso sin compasión alguna. Sentí más miedo, regresé y le dije a los otros dos jóvenes que necesitábamos escondernos más, que ahí estábamos muy expuestos. Ilusamente nos subimos a la azotea y acostados boca arriba mirábamos los helicópteros que como moscardones ronroneaban en el cielo, mientras el sonido de los disparos fueron formando parte del paisaje sonoro del lugar. Una voz de hombre violentamente nos gritoneaba “bajen a esos cabrones que están en la azotea”.

Primero bajaron los dos jóvenes, yo desde arriba miraba como los golpeaban y con pánico no quise bajar, ante lo que un policía gritó: “bájate perra, bájate ahora”. Baje lentamente, aterrorizada de ver como golpeaban en la cabeza a los dos jóvenes. Dos policías me tomaron haciéndome avanzar mientras otros me daban golpes con sus toletes en los pechos, la espalda y las piernas. Mis gritos de dolor aumentaban cuando escuche la voz de alguien que preguntaba por mi nombre para la lista de detenidos, respondí: “Valentina, Valentina Palma Novoa”, mientras un policía me ordenaba que me callara la boca y otro me golpeaba los pechos.

Una voz de hombre ordenó que me taparan con los escudos para que no vieran como me golpeaban. Se detuvieron a un costado de la iglesia y ahí me ordenaron que junto a los demás detenidos me hincara y pusiera mis manos en la nuca. Siguieron golpeándonos, mi celular sonó y una voz ordenó que registraran mi bolsa. En ese momento fui despojada de mi cámara de video, de mi celular y mi pequeño monedero con mis identificaciones y quinientos pesos.

Me levantaron de los pelos y me dijeron “súbete a la camioneta puta”. Apenas podía moverme y ellos exigían extrema rapidez en los movimientos. Me avalanzaron encima de otros cuerpos heridos y sangrantes y me ordenaron bajar la cabeza sobre un charco de sangre, yo no quería poner mi cabeza en la sangre y la bota negra de un policía sobre mi cabeza me obligó a hacerlo. La camioneta encendió motores y en el camino fui manoseada por muchas manos de policías, yo solo cerré los ojos y apreté los dientes esperando que lo peor no sucediera.

Con mis pantalones abajo, la camioneta se detuvo y se me ordenó bajar, torpemente baje y una mujer policía dijo: “a esta perra déjenmela a mí” y golpeó mis oídos con las dos manos. Caí y dos policías me tomaron para subirme al bus en medio de una fila de policías que nos pateaban.

Arriba del bus otra policía mujer preguntó mi nombre mientras dos policías hombres pellizcaban mis senos con brutalidad y me tiraron encima del cuerpo de un anciano cuyo rostro era una costra de sangre. Al sentir mi cuerpo encima el anciano gritó de dolor, trate de moverme y una patada en la espalda me detuvo, mi grito hizo gritar al anciano nuevamente, que pedía a dios piedad.

Una voz de mujer me ordenó que me acomodara en la escalera trasera del bus, así lo hice y desde ahí pude ver los rostros ensangrentados de los demás detenidos y la sangre esparcida en el piso. Sin estar yo sangrando, mis manos y ropa estaban salpicadas de sangre de los otros detenidos.

Quieta y escuchando los quejidos de los cuerpos que estaban a mi lado, escuchaba como seguían subiendo detenidos al bus y preguntando sus nombres en medio de golpes y gritos de dolor. No sé cuanto tiempo pasó, pero el bus cerró sus puertas y hecho a andar. Dimos vuelta cerca de dos o tres horas. La tortura comenzó y cualquier pequeño movimiento era merecedor de otro golpe más. Cerré los ojos y trate de dormir, pero los quejidos del anciano que estaba a mi lado no lo permitieron, el anciano decía: “mi pierna, mi pierna, dios, piedad, piedad por favor”.

Lloré amargamente pensé que el anciano moriría a mi lado, moví mi mano y trate de tocarlo para darle un poco de calma, un tolete fue a dar sobre mi mano, ante lo cual, con un gesto, pedí compasión al policía que dejó de golpearme. Queriendo darle un poco de amor acaricie la pierna del anciano que por unos momentos dejó de quejarse.

Le pregunte su nombre y me respondió. “Si me muero no lloren, hagan una fiesta por favor”. Lloré en silencio sintiéndome sola en compañía de los otros tantos cuerpos golpeados, pensando lo peor; que nos llevarían a quien sabe que lugar y que ahí nos matarían y desaparecerían a todos.

Por un momento me dormí, pero el olor a sangre y muerte me despertó. Al abrir los ojos vi la pared de una cárcel. El bus se detuvo y una voz ordenó que bajáramos por la puerta trasera. Me ordenaron pararme y la puerta se abrió y mi cara llorosa y descubierta vio una fila de policías, sentí miedo otra vez.

Desde abajo una voz ordenó que se cerrara la puerta y que los detenidos debían salir con el rostro cubierto. Un policía me tapó la cabeza con mi chamarra y las puertas volvieron a abrirse otra vez. Abajo del bus un policía me agarro con una mano de los pantalones y con la otra mantenía mi cabeza gacha. La fila de policías comenzó a tirar patadas a mi cuerpo y al de los demás detenidos que eran parte de la fila.

La puerta del penal se abrió y nos avanzaron por estrechos pasillos en medio de golpes y patadas. Antes de llegar a una mesa de registro, cometí el error de levantar la cabeza y mirar a los ojos de un policía, el cual respondió a mi mirada con un golpe de puño duro y cerrado en mi estómago que me quitó el aire por unos momentos.

En la mesa preguntaron mi nombre, mi edad y nacionalidad, luego de eso me metieron a un cuarto pequeño donde una mujer gorda me ordenó quitarme toda la ropa, pedía rapidez ante mi torpeza producto de los golpes. “Señora estoy muy golpeada, por favor espere” le dije. Me revisó, me vestí nuevamente y volvió a cubrir mi cara con la chamarra. Salí del cuarto y nos ordenaron hacer una fila de mujeres para ingresar formadas y cabeza abajo al patio del penal, que luego me entere que le decían “almoloyita” en la ciudad de Toluca.

Han de haber sido las dos de la tarde del jueves 4 de Mayo cuando ya estábamos dentro de las instalaciones del penal. Nos llevaron a un comedor y nos separaron a hombres y mujeres. En una esquina, en medio de llantos las mujeres nos contábamos las vejaciones de las que habíamos sido objetos.

Una joven me mostró sus calzones rotos y su cabeza abierta llena de sangre, otra contaba que la habían llevado en medio de dos camiones mientras la golpeaban, vejaban y decían “te vamos a matar puta”.

Otra joven me comentó que tal vez y estaba embarazada, todo en medio de llantos y apretones de manos solidarios. El estado de shock entre las mujeres era evidente. En frente nuestro los hombres conversaban entre ellos mientras nosotras observábamos sus rostros sangrantes y deformados producto de la brutal golpiza. En eso estábamos cuando una mujer se acerca a nosotras y empieza a dar algunos nombres y pide que nos separemos del grupo. Éramos cuatro: Cristina, María, Samantha, Valentina. Se nos une al grupo un quinto; Mario.

Éramos los cinco extranjeros detenidos. Al momento llega un hombre, creo que era el director del penal y nos dice que allí donde estábamos, estábamos seguros, que aquí nadie nos golpearía, que lo que hubiese pasado antes de ingresar al penal no tenía nada que ver con él, como si dentro del penal no nos hubiesen también golpeado. Le pedimos hacer una llamada, petición que nos fue negada.

Mientras los detenidos visiblemente mas heridos eras sacados del lugar rumbo al centro de atención médica que había dentro del penal; no eran unos ni dos, de los ciento y tantos detenidos que éramos, han de haber habido unos 40 con lesiones gravísimas. Uno de los primeros en salir fue el anciano moribundo que a mi lado en el camión iba, a quien no volví a ver nunca más.

Nos llegó el turno a los extranjeros de ir a hacernos el chequeo médico. Yo tenía moretones en los pechos, la espalda, hombros, dedos, muslos y piernas, se recomendó hacerme una radiografía de las costillas pues me costaba respirar, cosa que en ningún momento se hizo.

La enfermera que tomaba nota y el médico que me atendió actuaban con total indiferencia a mi persona y las lesiones que presentaba. Salí de la oficina médica a esperar que Cristina, María, Samantha y Mario terminaran el chequeo. El seudo chequeo médico terminó y nos llevaron a una sala para tomarnos declaración.

Extrañamente un licenciado salido de quien sabe donde nos recomendó que no prestásemos declaración, comentario que era contradicho por las personas que estaban tras la maquina de escribir.

“Está bien si no quieres declarar, estas en tu derecho, pero sería bueno que dejaras constancia de lo que te pasó”, me decía una licenciada. Mientras hacíamos las declaraciones, comenzaron a llegar al lugar muchos hombres de corbata que haciéndose los chistosos y amables nos preguntaban quienes éramos y como y porque habíamos llegado al poblado de Atenco, que si acaso sabíamos lo peligrosa que era esa gente.

Cayó la lluvia y nos trasladaron al comedor con todos los demás detenidos, se nos obligó a sentarnos y no podíamos establecer contacto con los detenidos mexicanos, si queríamos ir al baño debíamos pedir permiso. Llegaron funcionarios de derechos humanos a tomarnos declaración y fotos de nuestras lesiones, las declaraciones fueron tomadas sin interés, mecánicamente.

Se nos obligó a que registráramos nuestras huellas, nos tomaron fotos de frente y ambos perfiles, nos dijeron que eso no era una ficha, que era un registro necesario pues era muy probable que en la madrugada saliéramos en libertad y que para eso se necesitaba hacer la ficha. Una olla de café frío y una caja con bolillos fueron la cena.

Ha de haber sido la media noche y me acosté en una dura banca de madera a tratar de dormitar un poco, fue imposible, hacía frío y no tenía cobija. Del lado de los hombres, un rasta se dio cuenta de mi impaciencia ante el no poder dormir y comenzamos a hablarnos de un lado a otro con señas. Estábamos en eso cuando se presenta un custodio y comienza a dar los nombres de los cinco extranjeros. Nos levantamos, dimos un pequeño adiós a los demás detenidos y abandonamos el lugar.

Nos llevan a un lugar de registro, nos entregan nuestras pocas pertenencias y nos sacan del lugar camino a una camioneta diciéndonos que nos llevarían a una oficina de migración en Toluca. Afuera del penal escuche voces conocidas que gritaban mi nombre, me acerco a las rejas y puedo distinguir a muchos de mis amigos que me preguntan como estoy, les digo que mas o menos y que nos llevan a migración de Toluca.
Ellos me dicen que me van a seguir que no me van a dejar sola. Mi tía Mónica me pasa un sobre que contiene mis documentos migratorios y María Novaro, mi maestra y mamá en México, me da una chamarra para el frío. Así me subo a la camioneta que cierra sus puertas y oscuros nos vamos. Pasamos a una oficina en Toluca a buscar a una licenciada y de ahí nos llevan a la estación migratoria de las agujas en el DF.
Han de haber sido las tres de la madrugada cuando llegamos a la estación migratoria. Ahí una vez mas, un médico de mala gana constató lesiones. Dormitamos un rato porque a la hora en que llegamos no era horario de oficina, así que no habían muchos funcionarios en el lugar. Dieron las 7 de la mañana y un auxiliar nos llevo cereal con leche. Luego me tomaron declaración, una declaración en donde además de preguntar por mis datos personales, me hicieron preguntas cómo: ¿conoces al EZLN?, ¿has estado en Ciudad Universitaria?, ¿participaste en el foro mundial del agua?, ¿conocías a los otros extranjeros detenidos?, etc.

Firme la declaración a la que se adjunto mi documento migratorio, una carta de mi centro de estudios, una carta de mi maestra María Novaro, mi pasaporte, mi cédula de identidad chilena y mi credencial internacional de estudiante. Estaba en eso cuando recibo una llamada del cónsul de Chile en México, quién me pregunta mi nombre, el numero de mi cedula de identidad y si tengo algún pariente en México, me informa que lo que él puede hacer es velar que el proceso correspondiente se realice en las condiciones legales pertinentes.
Regreso a continuar mi declaración y las preguntas sobre el EZLN, el subcomandante Marcos y Atenco se repiten. Mientras tanto afuera de la estación migratoria se habían congregado amigos y familiares, con los cuales no se me permite comunicar, traté de hacerlo a través de señas y carteles, pero incluso eso nos es negado.
Me llevan a un cuarto en donde hay tres hombres que me dicen que están ahí para ayudarme, ellos me toman fotos de frente y ambos perfiles y en todo momento graban la conversación. Me preguntan mi nombre y si tengo algún alias, que si conozco al EZLN, que si he ido a la Selva Lacandona, que les dé nombres que puedan dar antecedentes de mí, que qué tipo de documentales me gusta realizar.
Me dicen que mi amiga América del Valle esta preocupada por mí porque me había perdido mientras escapábamos del lugar, mujer de la cual recién en Chile me entero que es una de las dirigentes de Atenco que la policía persigue.
Al terminar el interrogatorio, mis huellas dactilares son tomadas en una maquina muy sofisticada que va a dar a una computadora. Me sacan de la sala y me llevan a otra donde hay tres visitadoras de la comisión nacional de derechos humanos y luego de que las dos españolas y yo les contamos lo que hemos vivido, nos recomiendan urgentemente solicitar un abogado para que se gestione un recurso de amparo ante una posible deportación. El ambiente ya es tenso, así que le pido a una de las abogadas una pluma y un papel, para escribir “1 abogado” y mostrárselos por la ventana a mis amigos que están afuera, en ese momento entra un licenciado de migración y al verme escribiendo me dice: “¿necesitas un abogado?, yo soy abogado, cual es tu problema”, le contesto que quiero poner un amparo, ante lo que el me responde que no es conveniente poner un amparo porque el amparo implicaría estar en la estación migratoria un mes y que lo mas probable era que pronto saliésemos en libertad, las visitadoras de derechos humanos, lo increpan y le dicen que por favor me dejen hablar con alguna de las personas que están afuera.
La visita se concede y hablo con Berenice, con quien me dejan hablar cinco minutos, a ella le digo que necesito un amparo y me dice que eso ya esta. Me despido abruptamente de ella y luego me llevan a hacerme un chequeo médico por segunda vez en esta estación migratoria, estoy en eso, cuando un licenciado llega apresuradamente a interrumpir el chequeo y me dicen que me van a trasladar a otro lugar, yo pregunto que adónde y no se me da respuesta.
Al salir de la consulta médica me encuentro a una de las visitadoras de derechos humanos y le digo que por favor avise a mis amigos que están afuera que me van a trasladar, le pregunto al licenciado que adonde me llevan y me responde que a las oficinas centrales de migración, no me dejan seguir hablando con él y me suben a un auto particular en el que también estaba Mario, mi compatriota. Me subo, se suben tres policías, se cierran las puertas y una policía pide cerrar las ventanas. La reja de la estación migratoria se abre y el carro se va como escapándose de algo. Íbamos por periférico a más de 100 Km. por hora en medio de un tráfico contundente.
Pregunto que adonde nos llevan y no obtengo respuesta, ya en el camino, me doy cuenta que vamos rumbo al aeropuerto y que delante de nosotros van dos carros más; uno con Samantha, la alemana y otro con María y Cristina, las dos españolas. Ante la inminencia de la expulsión injustificada en todo momento, no me queda más que cerrar los ojos y apretar los dientes y pensar: otra violación más.
Llegamos al aeropuerto como a las 6 de la tarde. Nos bajan de los autos y nos ingresan custodiados a una sala completamente blanca donde nos mantienen detenidos una hora o más. Luego nos ingresan a las salas de espera al interior del aeropuerto, donde nos mantienen custodiados. Primero sale el vuelo de Samantha. Seguimos esperando y en la espera yo no hago mas que llorar, me siento mal, me paró y trato de caminar por el pasillo, se me acerca una custodia y me dice que debo estar sentada, “me siento mal” le digo, “no me voy a escapar, déjame”.
Sigo llorando y un policía se acerca y me dice: “ya no estés así, no conviene esa actitud, si te sirve de consuelo, déjame decirte que no estas deportada, que solo has sido expulsada del país, pero puedes volver a entrar en cualquier momento”. Ilusamente sus palabras me calman.
Nos llevan a un bar a fumarnos unos cigarros porque todas estamos muy alteradas. El vuelo de Lan Chile de aproximadamente las once de la noche es anunciado, a mí y a Mario nos llaman, nos despedimos de María y Cristina con un apretado abrazo. Nos formamos en la fila y nos entramos al avión.
Dentro del avión uno de los pasajeros se acerca a mí y me entrega unas cartas que han mandado mis amigos que estaban afuera haciendo todo lo posible para detener esta injusta expulsión. Caen mis lagrimas de no saberme sola, la custodia que va a mi lado, me dice que qué me pasa, le cuento mi caso; le digo que llevo viviendo en México 11 años, que mi vida esta en ese país, que nunca se me dijo que estaba pasando, que todo el procedimiento ha sido ilegal, que he sido golpeada y vejada por la policía.
Me dice que a ella le avisaron 30 minutos antes de subirse al avión que viajaría a Chile, que a ella no le dijeron nada, pero que si notaba que algo raro hubo en el procedimiento, porque normalmente antes de deportar a alguien se pasa mínimo un mes en la estación migratoria, que ha de haber sido una orden dada desde arriba.
Ya asumiendo mí expulsión me pongo a platicar con ella y le digo que lugares de Santiago puede visitar el corto tiempo que dure su estadía. El cansancio y la impotencia son demasiadas, me duermo. Me despierto con la cordillera de los Andes en la ventanilla del avión. Bajamos del avión, nos entregan a policía internacional, donde nos toman declaración del porqué de nuestra deportación y/o expulsión.
Afuera me esperaba mi familia, llantos, besos, abrazos. Nos vamos al hospital a constatar lesiones y rápidamente armamos una conferencia de prensa con televisión y radio, en donde denunciamos la ilegalidad de nuestra expulsión y la brutalidad policial de la que fuimos objeto.
2.- Después de lo que les he contado quisiera hacer de su conocimiento mi total rechazo, indignación y rabia ante:
a) la utilización de la violencia física, psicológica y sexual como arma de tortura y coerción en contra de las mujeres.
b) la brutalidad policial de la que fuimos objeto todos los detenidos, más allá de nuestras nacionalidades.
c) la ilegalidad de mi deportación en dos sentidos: por haber estado mis papeles migratorios en regla y por el rechazo al amparo presentando, argumentando mi ausencia en el país, cuando yo aun estaba en México.
3) Por lo expuesto anteriormente anterior, estamos estudiando con nuestros abogados, orientar nuestras acciones tendientes a lograr:
a) Se nos restituya el derecho a seguir estudiando en México por medio de todo tipo de gestiones con el gobierno chileno y mexicano;
b) gestiones a nivel diplomático con la embajada de México en Chile;
c) poner una querella criminal contra la policía por delito de lesiones
d) entablar una demanda contra el estado mexicano por deportación ilegal.

¡No a la violación, no al uso de mujeres y hombres como objetos, no a la brutalidad y a la tortura, no a la justificación de la violencia!
Escrito por Valentina Palma Novoa
Imagen de http://www.lapenadelbronx.com/NOTICIAS.htm

 

PRISIÓN PARA 28 DE LOS DETENIDOS EN ATENCO

PRISIÓN PARA 28 DE LOS DETENIDOS EN ATENCO

De 189 personas detenidas durante los enfrentamientos con cuerpos policiacos, a 144 se les iniciará proceso sólo por ataques a vías de comunicación, por lo que podrán salir bajo fianza; 17 obtendrán en cualquier momento su libertad.
El juez primero con sede en el penal de Santiaguito resolvió la situación jurídica de los 189 detenidos por los enfrentamientos ocurridos la semana pasada en San Salvador Atenco.

El juez determinó dictar auto de formal prisión a 28 de los detenidos, entre ellos el líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, Ignacio del Valle Medina, así como su hijo, César del Valle, por los delitos de secuestro equiparable y ataques a las vías de comunicación.

De 189 personas detenidas la semana anterior en el marco de los enfrentamientos con cuerpos policiacos, a 144 se les iniciará proceso sólo por ataques a vías generales de comunicación, delito no grave por lo que podrán enfrentar el caso en libertad previo pago de fianza, cuyo monto el propio juzgador determinará en las próximas horas.

También determinó decretar el auto de libertad a favor de 17 de los detenidos, los cuales se espera que de un momento a otro abandonen el penal estatal de Santiaguito.

Foto: revolucionario mexicano ante el pelotón de fusilamiento.

DETENCIONES/ DESAPARICIONES Y ASESINATO CONTRA INTEGRANTES DEL FRENTE DE PUEBLOS UNIDOS EN DEFENSA DE LA TIERRA DE SAN SALVADOR ATENCO

DETENCIONES/ DESAPARICIONES Y ASESINATO CONTRA INTEGRANTES DEL FRENTE DE PUEBLOS UNIDOS EN DEFENSA DE LA TIERRA DE SAN SALVADOR ATENCO
HECHOS

En la mañana del día 3 de mayo de 2006, aproximadamente a las 7:00 A.M.,la Policía Municipal de Texcoco, se enfrenta a los comerciantes floricultores integrantes del Frente de Pueblos Unidos en Defensa de la Tierra (FPUDT), a los que desalojaron de manera violenta del mercado Belisario Domínguez, con un saldo de 15 heridos y reteniendo a 4 floristas: Patricia Romero, Raúl Romero, Adalí Sánchez Romero y Rosalba Castillo. Ante esta situación acudieron una comisión del Frente de Pueblos Unidos en Defensa de la Tierra, para solidarizarse y saber lo que ocurría, cuando llegaron, el cerco policíaco se incremento cercando el lugar y de nueva cuenta agrediendo a todos sus compañeros. En este segundo enfrentamiento hubo otra vez heridos de gravedad y sin la posibilidad de recibir ningún tipo de auxilio.

Aproximadamente de las 8:30 A.M. hasta las 17:30 P.M.,se atrincheraron aproximadamente 40 personas en una casa del centro de Texcoco a una cuadra del mercado. Durante el transcurso del día esta situación se estuvo denunciando y a su vez se seguía insistiendo en que las autoridades correspondientes dieran la cara y resolvieran mediante el diálogo, el problema que las mismas autoridades habían originado. Pasadas las nueve horas aproximadamente 500 efectivos de la Policía del Estado de México incursionó en la vivienda lanzando gases lacrimógenos, los granaderos pudieron romper parte de la puerta principal y acceder a la parte alta de la casa donde golpearon con macanas y patadas a las mujeres y hombres que se encontraban allí y en especial a sus dirigentes Ignacio Del Valle, Felipe Alvarez y Rodolfo Cuéllar (este último sacado prácticamente inconsciente), siendo sacados uno a uno y llevados a un camión de granaderos para trasladarlos y detenerlos en la Subprocuraduría de Justicia de Texcoco y de ahí hacia Toluca. Además de los miembros del Frente de Pueblos Unidos en Defensa de la Tierra y floricultores, varios reporteros, fotógrafos, camarógrafos, que cubrían la información fueron reprimidos.

Por otra parte los pobladores de Atenco al enterarse de la situación bloquearon la carretera Lechería-Texcoco en demanda de la libertad de los comerciantes floristas y sus compañeros del Frente (FPUDT) que se encontraban atrincherados así cómo el diálogo con las autoridades. En respuesta las policias municipal, estatal y federal llevaron acabo un primer intento de desalojo a las 13:30 P.M. con gases lacrimógenos sin éxito, retirandose y reagrupandose para realizar otra incursión. Mientras tanto apoyados por un número creciente de habitantes de San Salvador Atenco mantienen el bloqueo.

A las 14:30 P.M. los cuerpos policíacos emprendieron un nuevo intento por desalojar a los atenquenses que bloqueaban la carretera, desatándose un enfrentamiento con bombas molotov, gases lacrimógenos, piedras, cohetones, botellas, machetes y palos. Después de un enfrentamiento de 20 minutos el intento por desalojar el bloqueo fracasa y los uniformados, aproximadamente 400 elementos, retroceden.

A las 15:25 P.M. las fuerzas oficiales hicieron un tercer intento por desalojar la carretera y penetrar a San Salvador Atenco. El operativo de las corporaciones policiacas provoca otra batalla campal sobre la carretera, una multitud repele la embestida de los uniformados lanzando petardos, bombas molotov y piedras, y logran que los cuerpos policíacos abandonen el lugar hacia los camiones que los transportan, retirandose aproximadamente a las 16:00 P.M. El saldo de este último enfrentamiento fue de nueva cuenta varios lesionados, detenidos y el asesinato de un joven de 14 años llamado Javier Cortés Santiago de la comunidad de Acuexcomac, el cual pasaba al salir de la escuela en el lugar del enfrentamiento. Además los cuerpos policiacios utilizaron diferentes armas como cartuchos de 9mm, petardos y otras balas, de los que se desconoce su calibre.

En la noche del 3 de mayo, había 94 detenidos en la Procuraduría de Justicia de Toluca, Edo. de México. Entre los cuales se encuentran los líderes, como es el caso de Ignacio del Valle, 4 desaparecidos y muchos intoxicados por los gases que utilizó la polícia además de estar lesionados.

En el transcurso del día, la población retuvó a 7 polícias, los cuales recibieron una atención digna, mismos que entregaron a la Cruz Roja Mexicana a las 11:30 de la noche.

El día 4 de mayo, por la mañana entraron al poblado de San Salvador Atenco, Estado de México., tres agrupaciones de corporaciones policiacas entre ellas la Policía Federal Preventiva, policía estatal y municipal y, aproximadamente 1 millar de elementos policiacos contra aproximadamente 50 personas, lo que se considera que es un uso de fuerza excesiva. Desde la mañana han realizando cateos en las casas de Atenco con uso de la violencia causando daños en las viviendas, rompiendo vidrios, aunado a que las personas que detienen reciben tratos crueles e inhumanos, manteniendo a la población en un virtual estado de sitio. Además de esta situación existen muchas personas desaparecidas y la mayoría de ellas se acercaron solidariamente para apoyarlos y actualmente desconocen su paradero.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

Desde hace 16 años, en cada temporada de cosecha, los floricultores temporaleros de los pueblos del Valle de Texcoco bajan a la cabecera municipal para instalarse en las aceras del centro histórico y en especial a un costado del mercado Belisario Domínguez. Esta tradición terminó cuando un programa de reordenamiento urbano fue puesto en práctica por el entonces alcalde perredista Higinio Martínez Miranda.

Hace un mes, el edil sustituto de Texcoco Nazario Gutiérrez decidió de un día para otro colocar en las aceras que ocupaban los floricultores un destacamento de la polícia local. Se ha montado un cerco en contra de quienes honestamente buscan el sustento diario para su familia a través de la venta de flores y todo lo que produce la tierra. Desde entonces el gobierno municipal ha decidido limpiar a todo Texcoco de gente pobre que afea la ciudad, pero además para invadir con más tiendas comerciales trasnacionales, como Wal Mart, etc.

Ese hecho fue objetado por los campesinos y su líder Rodolfo Cuéllar quienes iniciaron una ronda de negociaciones para preservar la costumbre de colocarse en el mercado Belisario Domínguez. El acuerdo final fue que, a partir del 3 de mayo, los vendedores podrían continuar la vendimia sin ser molestados por la autoridad. Cuéllar y los floricultores invitaron al Frente de los Pueblos Unidos en Defensa de la Tierra lidereado por Ignacio del Valle para ser testigos de la instalación de los puestos en la centro histórico, porque esa organización los apoyo desde el inicio de sus diferencias con las autoridades municipales. Al llegar al sitio se encontraron con los policías, que fueron apostados ahí desde la madrugada del miércoles.

Ante estos hechos, exigimos:

· Que se restablezca el Estado de derecho a través del diálogo y no con agresiones policíacas en contra del pueblo de San Salvador Atenco.

· El inmediato retiro de las distintas corporaciones policíacas del pueblo de San Salvador Atenco.

· La liberación inmediata de los y las detenidas que se encuentran en CERESO de Santiaguito, así como de los y las que se sigan sumando.

· La investigación exhaustiva e imparcial de la actuación de la Policía Federal Preventiva, la Policía Estatal y Municipal para deslindar responsabilidades sobre los hechos ocurridos.

· Se garantice la integridad física y psicológica de las y los detenidos, así como la presentación con vida de los desaparecidos.

· Que los medios de comunicación corporativos dejen de manipular con su estrategia de desinformación que sólo emite juicios de valor y respeten el derecho a una información contextualizada y veraz.

· Solicitamos a toda la comunidad nacional e internacional a enviar cartas a las autoridades del gobierno del Estado de México y gobierno Federal.

Manifestación en New York, frente al consulado de México
Por lo tanto, se convoca a una movilización nacional pacífica
el viernes 12 de mayo a las 16 horas.
La movilización partirá de Gobernación.